martes, 1 de octubre de 2013

Cosas de grandes

Un sueño hecho realidad, volver a nacer después de tantos años, si tantas veces trate de imaginar tu rostro, tus pacitos, tu perfume de bebé. Es tan increíble que por fin puedas ser real hijo. Fuiste todo lo que realmente quise tanto tiempo: mi bebe, quien va a cuidar de su mama el día de mañana, por quien su mamá podría hasta asesinar tranquilamente. Tengo tantas ganas de besar tu frente, de  frotarte la pancita cuando te duela, de leerte cada noche hasta que duermas, de despertarte con muchos besos cada mañana. Y tengo mis miedos también, claro que si, pero por primera vez en mi vida empiezo a confiar en mi para darte lo mejor que tenga a vos y se que eso no va a cambiar nunca. Si supieras bebé cuanto te quise, eras la única persona en el mundo que realmente necesitaba (y después tu papá, claro) pero primero vos. Vos vos vos y él, siempre ustedes dos. Al menos mientras estemos juntos los tres.

 Cuando un hombre llora, hijo, los sueños se caen. Como gotas de lluvia bajando por la ventana, caen y se vuelven invisibles entre otros sueños que ya no son. Cuando un hombre llora es porque ya no hay esperanzas. Ayer tu papá y yo saltábamos de felicidad al saber que eras un varón. Hoy ya no fue tan así.
Quiero darte solo a vos todo pero todo lo que tengo, quiero tener cosas nuevas para que el día de mañana te pertenezcan. Quiero pintar nuestra casa y renovarla con muebles que no te vayan a lastimar, darte una hermosa habitación, llenar de colores nuestro mundo, recibirte en un hermoso lugar, pequeño pero agradable y lleno de amor, todo sea por vos, mi hijo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario